Puedes decir que has visitado Granada, pero hasta que no escuches un “quejío” frente a la Alhambra, no puedes decir que has cocido su alma. Sin eso, solo las has mirado Granada, no la has vivido.
Sin duda alguna, no podemos hablar de Granada sin nombrar a dos de sus almas, como son el flamenco y la Alhambra. Son iconos culturales no solo de la ciudad, sino de toda Andalucía.
A simple vista, podríamos decir que son independientes, que no tienen nada que ver, una es una fortaleza de la dinastía nazarí del siglo XIII, y la otra es una expresión artística fruto del mestizaje cultural andaluz, pero las dos son parte de la historia de Granada.
La Alhambra: la belleza hecha piedra
Hablar de la Alhambra, es hablar de algo más que un monumento, se dice que es la poesía convertida en piedra, luz y agua.
Su nombre viene de una palabra árabe y significa «La Roja». Está situada sobre la colina de la Sabika, o colina roja de Granada. Su construcción se inició en el siglo XIII cuando reinaba el fundador de la dinastía nazarí, Muhammad I.
Fue construida para ser una alcazaba (fortaleza), un alcázar (palacio) y una pequeña medina (ciudad), todo a la vez. Los palacios se decoran con intrincados mosaicos, diversos azulejos y yeserías. Sus jardines (Generalife) están diseñados para ser un remanso de paz y armonía, llenos de fuentes y vegetación.
La Alhambra es símbolo de belleza, espiritualidad y poder.
El flamenco: La pasión de Granada
Asimismo, el flamenco, es una de las manifestaciones más puras del alma andaluza. Surgió de la mezcla cultural entre judías, castellanos, moriscos y gitanos. El flamenco nació sobre el siglo XVIII con el asentamiento gitano en zonas de Andalucía.
Se dice que procede de las zambras, que eran bailes nupciales de los moriscos y que los gitanos fueron haciendo adaptaciones poco a poco, añadiendo su toque personal, hasta hacer su propio folklore. Baile y cante se mezclan en un lenguaje que no se puede definir, solo sentir, el lenguaje del duende.
La palabra duende fue popularizada por el gran Federico García Lorca, poeta granadino, y hace referencia a una fuerza un tanto mística que domina al artista mientras actúa, aportándole ese toque de pasión y emoción en su puesta en escena.
Flamenco y Alhambra – Legado morisco
Exacto, podríamos decir que tanto la Alhambra como el flamenco tienen una raíz morisca, y que de alguna forma tienen un vínculo.
En 1492, el reinado nazarí cayó por la conquista de los reyes católico, y los musulmanes que se quedaron en la península, obligados a convertirse al cristianismo, se denominaron moriscos. A pesar de su conversión al catolicismo, mantuvieron viva parte de su cultura, su música, baile y poesía. Poco a poco, los gitanos fueron agregando parte de esa cultura en el ADN de lo que hoy conocemos como flamenco.
No cabe duda, que muchos de los “adornos vocales” llamados melismas, característicos del cante jondo, las escalas andalusíes y los modos musicales como el frigio o el dórico tienen una inspiración árabe.
En la música andalusí, ya se usaban recursos que hoy día se usan en el flamenco, como la forma de engalanar la voz, la utilización del microtonalismo y la espontaneidad e improvisación.
Granada: un gran icono del flamenco
Granada, además de tener su gran icono, la Alhambra, también es una ciudad que lleva el flamenco por bandera.
Desde hace siglos, este arte se ha respirado profundamente en dos de sus barrios más famosos, Albaicín y Sacromonte. Sus zambras gitanas, cargadas de canto, danza y música, son parte del alma de esta ciudad, de su embrujo.
Las zambras proceden de los rituales nupciales de los moriscos y, poco a poco los gitanos fueron adaptando a su cultura, e integrándolas para crear su flamenco. A día de hoy, después de tanto tiempo, siguen siendo espectáculos flamencos típicos del Sacromonte y muy aclamados por turistas a nivel internacional.
Si has caminado por las calles de Granada, sabrás que es una ciudad que tiene algo especial, y que en ella, arte no solo se ve o se escucha. Se vive, se siente.
El flamenco suena dentro de la Alhambra
Actualmente, la Alhambra es un espacio protegido por motivos de conservación y en ella no se suelen permitir espectáculos y eventos muy a menudo. En algunas ocasiones sí que se han celebrado espectáculos flamencos en su interior.
Uno de los espectáculos más significativos de los últimos años fue la actuación de Paco de Lucía, que tocó con su guitarra en el Palacio de Carlos V un concierto que a día de hoy se sigue recordando.
Las fusiones más puras de la historia cultural española. Cada verano además se ha celebrado en la Alhambra el Festival Internacional de Música y Danza, donde artistas de la talla de Eva Yerbabuena, Sara Baras o Vicente Amigo han realizado espectáculos entre sus muros.
La Alhambra fuente de inspiración para Lorca
Uno de los poetas de los últimos años que más se ha inspirado tanto en la Alhambra, como en el flamenco, ha sido Federico García Lorca. Nació en un pueblo de la provincia granadina, Fuente Vaqueros, y siempre ha tenido muy presente estas dos joyas de la cultura granadina en sus versos.
En su conferencia Juego y teoría del duende, Federico decía:
“El duende no viene si no ve posibilidad de muerte… Debe despertarse en las últimas habitaciones de la sangre.”
Y es que la Alhambra es todo un ejemplo de muerte y resurgimiento. Es una fortaleza que se ha mantenido en pie después de diversas guerras, conquistas y restauraciones. En ella la luz va cambiando cada hora, como un cante flamenco va cambiando en cada interpretación.
Artes que perduran – Patrimonios de la Humanidad
La UNESCO reconoció a la Alhambra y el flamenco como patrimonios de la humanidad.
La Alhambra obtuvo este reconocimiento 1984 como parte del conjunto “Alhambra, Generalife y Albaicín”, y más tarde, en 2010 lo obtuvo el flamenco como patrimonio inmaterial.
Este reconocimiento se otorga a lugares o expresiones culturales cuando se considera que son únicos e irremplazables y por ello se protegen y conservan para que puedan perdurar durante varias generaciones.
El valor histórico y cultural, tanto de la Alhambra como del flamenco ha sido tan importante que han trascendido durante muchos años y suponen un tesoro que todos debemos de conservar y admirar.
El presente: fusión de artes
Actualmente, sigue habiendo multitud de artistas que buscan inspiración en la Alhambra en sus proyectos artísticos. Muchos espectáculos fusionan parte de ese arte visual nazarí, como sus mosaicos, fuentes, estatuas o jardines para darle ese toque arabesco al cante jondo.
También es habitual, que empresas dedicadas al turismo, hagan un recorrido sensorial al visitante de la ciudad, por medio de rutas que fusionan los dos mundos: visitas guiadas por la Alhambra que terminan con un espectáculo flamenco.
En Granada, el flamenco y la Alhambra se mezclan para brindar una experiencia que llega al corazón de quien la vive.
Porque mientras suena una guitarra flamenca en Granada y haya una mirada puesta sobre los arcos del “castillo rojo”, se mantendrá ese embrujo vivo uniendo lo visible con lo invisible, lo terrenal con lo espiritual, lo antiguo con lo contemporáneo.